La grandeza de Fidel se encuentra a cado
paso. Es un hombre que nació y creció con muchas virtudes y a las que incorporó la de la cultura del
detalle, de sorprender con amigables gestos, perdurables en el tiempo.
En estos días, mientras recreaba mi mirada en el paisaje campestre de la Villa
Tayabito, al Este y a las afueras de la ciudad de Camagüey, salpicado por empinadas
palmeras, árboles
frutales, maderables y de sombra y la sinfonía de cantos de pájaros, me vino a la mente la
histórica
jornada del 25 de Julio de 1989 y el extenso recorrido de Fidel por municipios
de la provincia.
Hizo ya 25 años. Retengo en mi mente, como deben
recordarlo Ileana Borges, periodista de la AIN, Pedro Paneque de la radio
provincial, Otilio Rivero, el as del lente del periódico Adelante; Manuel Mejías, experimentado chofer de ese órgano y otros colegas, la vez que aguardábamos por Fidel detrás de unos edificios de la
comunidad Patricio Lumumba, de Sibanicú, donde merendamos.
A lo lejos se divisaba la caravana de vehículos en el que viajaba el Líder Histórico de la Revolución, tras recorrer la fábrica de zeolita, una vaquería y el círculo infantil de Cuatro
Caminos en el municipio de Najasa..
! Ahí viene!, fue la exclamación de uno de los periodistas
acreditados. Buscamos ubicaros en el lugar idóneo de una de las instalaciones sociales
de la comunidad.
Fidel bajó del auto con su traje verde olivo de
campaña. ¿Qué íbamos a esperar que la pregunta fuera: ¿Merendaron? Hubo silencio, pero Maribel
Acosta, periodista de los servicios informativos de la Televisión cubana tomó la iniciativa: "Sí Comandante, algunos
reenganchamos", dicho de otra manera, repetimos.
"Bueno, el día de hoy es largo. Le dije a
Lázaro
(Lázaro Vázquez García, entonces primer
secretario del Partido en Camagüey) que prepararan una merienda reforzada
en Tayabito para de allí seguir.
Lo menos que imaginamos es que casi
terminando de merendar en ese acogedor lugar entraron los Mercedes Benz negro y
apenas unos minutos llegó Fidel a donde estábamos, interesándose por la atención y la calidad del servicio,
considerado por todos de excelente.
!Qué sorpresa! pensamos cuando nos instó a seguir la marcha, Yéndose él, un periodista y fotógrafo norteamericano de la
AP que formó parte
del safari de prensa no pudo menos que
comparar la calidad humana de Fidel contrastándola con la de los presidentes de su país, que según él, no se ocupan ni
remotamente de esos detalles.
Caída la tarde, casi a las 8:00 de la noche,
terminaba el recorrido en el edificio de la actual terminal de ómnibus nacionales,
totalmente remozada por los festejos del 26 de Julio de 1989, a pocas horas de
que Fidel proclamara al mundo la firmeza de los cubanos de luchar solos, si
fuera necesario, y con la premonición de la desintegración de la extinta Unión Soviética, discurso pronunciado
en la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte.
Esta crónica, redactada un cuarto de siglo después en el mismo escenario de
Tayabito, motel que aun con un buen servicio recibe a los huéspedes, es un modesto homenaje al gigante
de mil batallas que este 13 de agosto cumple 88 años de vida, arropado con el cariño de su pueblo y una lucidez
de alcance universal.
Por. Enrique Atiénzar Rivero
No hay comentarios:
Publicar un comentario