martes, 19 de junio de 2012

UN CUBANO QUE CONOCIÓ A RENÉ EN LA CÁRCEL (FINAL)



por Edmundo García
Entrevista con Rodolfo Rodríguez


-EG: Con la hija.

-RR: Con toda su familia. Muchas de las fotos, porque como yo te dije tenía acceso a salir a la visita, como era el “clerc” de los fotógrafos, pues yo tenía acceso a decirle al fotógrafo que se quedara en la yarda e ir yo a la visita. Conocí a Irma, vamos a empezar por ahí.

-EG: A Irma, la mamá.

-RR: Fue tremendo, yo tengo carta de ella. Por eso yo te estaba hablando… Hijo de gato caza ratón: los principios de esa mujer son increíbles, algo maravilloso, infunden aliento a las personas que la conocen, ella me hizo una carta que nunca podría deshacerme de ella; de unos principios que no son de los que yo llamo cristianos, pero yo estoy tan convencido que el amor de Dios está en estas personas de alguna manera; para mí, en mi forma de pensar, no creo que una persona pueda pensar así si no es de parte del amor de Dios. No quiero entrar en términos religiosos pero es lo que yo puedo captar. Hay una expresión que ella me da en su carta, me dice que por fin me escribe, que la perdone por no haberlo hecho antes, y después me hace una anécdota donde ella me dice que no entiende, que no comprende la vida de un ser humano que pasa por este mundo sin haber hecho algo que fuera de beneficio para otro. A mí me impactó, la carta de ella todavía la tengo.

-EG: Y el encuentro ese del que tú fuiste testigo, de él con la familia.

-RR: Tremendo, los abrazos… Ivette era una niña, no la mujercita que es hoy. Ivette es la hija mayor, fue la que nació aquí. No podría describírtelo, fue una bendición. Los dos abrazados, jugaban cartas allí en la visita. Yo estaba al lado, estaba allí, ya sea porque tiraba fotos, en ocasiones mi familia fue con ellas. Viajaron juntos desde Miami con el difunto, este…

-EG: Tony Llansó.

-RR: Tony Llansó, que Dios lo tenga en su gloria. Ellos recogieron a mi esposa, son algo tremendo, y nos sentábamos al lado, la visita es en una cantidad enorme de sillas, no están unas frente a otras para familiares, hay sillas al frente pero son para otras personas; es un poco deprimente la visita porque no puedes estar muy abrazado ni aun siendo tu hija, con la esposa menos; un beso cuando entras y ya, no las tocas más, un beso cuando se van; no puedes estar tocándolas ni con el brazo por arriba. Pero de cierta forma fueron bastante condescendientes con René, en la guarnición, porque la niña jugaba mucho con él, la que solía ir era Irmita, Ivette no porque nació aquí, porque había ciertos temores, no quiero hablar los pensamientos negativos, pero se pensaba en lo que había pasado con Elián; más esta niña que nació aquí y se pensaba que alguien podía decir: “Bueno, nació aquí, pues ya no se va”.

-EG: Y cómo era, de qué tipo percibes tú que era el trato de la guarnición con René.

-RR: Yo creo que todo el mundo respetaba mucho a René, con la excepción de aquel que es un oficial, como decimos nosotros “pesao”, que lo es relativamente con todo el mundo. Pero te voy a hacer una anécdota: allí las personas le pedían a René que les firmara autógrafos, los sellos de correo que traían fotos de ellos la gente quería guardarlos de recuerdo porque se dieron cuenta que estaban delante de una persona con unos principios que uno mismo desconocía, sin ofender a nadie, yo me incluyo dentro de eso mismo porque he aprendido a valorar cosas que nunca valoré, así que eso significa que he aprendido ciertos principios y eso lo aprendí a través de ellos, de Los Cinco, y a través de René. Te voy a hacer una anécdota, y te la voy a hacer porque ese individuo ya no está ahí, está desmovilizado, había un teniente, obviamente en el almuerzo y en la comida nosotros nos sentábamos juntos, nos sentábamos a la misma mesa, si él está oyendo se va a acordar porque no me acuerdo bien del nombre del teniente… un moreno, llegó a la mesa de nosotros delante de todo el mundo y le dio la mano a René y le dijo: “Nosotros estamos apoyando tu causa”; un teniente de la guarnición, él creo que en su vida privada era musulmán o algo así, pero vestido de oficial, delante de todo el mundo vino y le dio la mano a René.

-EG: Y eso se percibió como un gesto de gran respeto.

-RR: Sí, el que lo vio se tuvo que haber dado cuenta del respeto, porque eso no es usual, no está supuesto a suceder. Por ejemplo, al capellán yo lo saludaba y le daba la mano, porque ya yo estaba trabajando con él, pero con otro guardia no estaba supuesto a hacer eso. Pero no fue René el que le dio la mano a él, fue él el que vino y le dio la mano a René. Entonces, cuando llegamos, René cortó una foto, un sello, y le escribió por detrás, para que yo se lo diera al hombre, para no comprometerlo porque yo tenía cierta relación por ser “clerc”; él le puso por detrás algo así como “Juntos podemos prevalecer”, algo así.

-EG: ¿René era serio, callado, circunspecto…?

-RR: Tiene de todo; no es una persona que se la pase hablando, no es una persona tampoco de estar en los rincones… En los rincones te digo porque en todas las prisiones, y yo caminé muchas, en todas hay un lugarcito que es de los cubanos, como lo hay de los dominicanos… El cubano es el único que se nota enseguida, cuando tú escuchas una bulla bien alta, ahí están los cubanos; y entonces la gente pregunta, “¿se están fajando?”, no, es jugando dominó, pero con la gritería esa, diciéndose horrores. Él no era de eso, él llegaba, saludaba a la gente allí y con la misma se iba, porque su pasión era la lectura y escribir. Juntos nos metimos a estudiar Microsoft; yo entré primero, después lo embullé, se embulló al final; después yo hice otro curso que se llama “A Plus”, que te hace técnico en computación; lo hice, no sé si él terminó, porque en ese tiempo me llevaron a mí, que fue un momento duro.

-EG: ¿Qué te decía él qué quería hacer cuando regresara a Cuba?

-RR: Chico, algo en que quedamos, que vamos a hacer, y yo hablo así positivamente por los principios bíblicos en que yo creo, nosotros vamos a subir al Turquino, fue un pacto que hicimos…

-EG: Tú y René van a subir el Turquino…

-RR: Si, con Olguita y Sandra, porque mi esposa no conoce Cuba, ella salió de Cuba con cinco años, ella no ha vuelto otra vez, ya estamos en trámites, ella tiene su pasaporte cubano.

-EG: Tú tampoco has vuelto a Cuba, Rody.

-RR: Desgraciadamente no, yo vuelvo y te repito, mis decisiones fueron muy equivocadas en muchas ocasiones, y eso hizo que yo perdiera la residencia muy temprano.

-EG: Eventualmente regresarás a Cuba.

-RR: Eventualmente cuando yo llegue no me voy más. Me quedo a vivir allá, eso es lo que yo estoy esperando con el favor de Dios. Yo estoy deportado en estos momentos; mi estatus aquí es el de un cubano legal, pero deportado. Que de acuerdo a Emigración cuando Estados Unidos y Cuba entren en trámites migratorios ellos me recogen y me llevan; pero yo a eso no le temo, para nada le temo, porque hay 12 millones de cubanos viviendo en mi país, y yo soy cubano.

-EG: Conociste además a Roberto, el hermano de René.

-RR: Sí, conocí a Roberto y conocí al padre, que ellos casi siempre iban juntos. Fue una bendición. En mi Iglesia oramos mucho por Roberto y seguimos creyendo que Dios es Todopoderoso. Me alegro que René pudiera entrar a la isla de vuelta, de donde él salió con los principios de proteger a su nación y su país, sirvió para que el pueblo aquel lo viera llegar otra vez, aunque fuera por quince días; sirvió para que él pudiera darle un abrazo a su esposa que hacía años que no se lo daba, porque aunque yo estuve separado por muchos años de mi esposa igual, al menos ella podía manejar y llegar y verme por 3, 4, 5 o 6 horas, pero él no lo tuvo.

-EG: ¿Lo vistes triste, viste a René en ocasiones triste o deprimido, cosa que es normal?

-RR: No, para nada; si acaso enojado a veces, y no mucho, porque no es de enojarse mucho. El decía que no le iba a dar el privilegio a esta gente de verlo destruido, de verlo “ñoñiqueando”; me imagino que Los Cinco tienen ese principio, por sus lecturas, por sus cartas. Como te dije René recibía muchas cartas, y después hubo un tiempo cuando ya nos separamos que de la Oficina de Intereses me mandaron cierta correspondencia también para yo seguir educándome, porque necesitaba educarme sobre mi nación, mi país; recibía la Bohemia, Cuba Socialista, todas esas revistas yo las recibía, primero por René, después de la Oficina; yo creo que René era el que le decía: “Mándensela a Rody”. Eso fue una bendición, yo vi cosas que sirvieron al pueblo de nosotros para abrirle los ojos, porque yo siempre decía, esto que yo estoy hablando no va a regresar vacío; ahí usaba un término bíblico porque La Biblia dice que la palabra de Dios nunca regresa vacía; porque todas esas controversias que yo formaba frente al televisor, aquellos hablando veinte barbaridades y yo diciendo cosas positivas, yo decía que esto no regresa vacío porque la gente se está yendo para sus dormitorios y analizando y pensando “Le dije estas cosas a Rody, pero es verdad lo que él estaba diciendo”; sobre todo el americano, el latinoamericano, que escuchaban muchas cosas negativas de Cuba pero cuando se les explicaba, ellos decían, “Pero eso yo no lo tengo en mi país”; la realidad es imposible de esconder.

-EG: Las otras nacionalidades en la prisión, o sea, los no cubanos, ¿se interesaban en el tema de René?

-RR: Ciertas personas. Hubo muchos que se sentaban con él y les hablaba.

-EG: Rody, nosotros sabemos que Los Cinco hablan con una sola voz, que mucha de su correspondencia, de sus declaraciones públicas, aunque las firme uno, es en nombre de Los Cinco. ¿Cómo hablaba René de Gerardo, de Ramón, de Fernando, de Antonio, cómo te hablaba de ellos, de sus compañeros?

-RR: Mira Edmundo, se trata de una genuina hermandad; yo le escribí mucho a los demás, me gustaba mucho la forma de ellos de expresarse; como tú dices, aunque sea uno solo el que escribió siempre la firma era en común, era algo que era el sentir de Los Cinco, porque hay una hermandad entre ellos que es impactante; todos esos pedacitos fueron impactando en la gente que los conocieron. Del caso de René, mucha gente lo buscaba para que les ayudara; siempre estaba servicial para hacer un escrito en inglés, para llenar documentos legales, iba a la biblioteca, ayudaba a traducir, a veces hacía por la gente cosas que no hacía ni por él. A mí mismo me ayudó en muchas cosas; había muchas personas que necesitaron sus servicios y él siempre estuvo dispuesto en ayudarlos. Yo asumo que Los Cinco igual porque, vuelvo y te repito, porque por el programa de Arleen oíamos mucho los mensajes desde las prisiones. Y la verdad es que ellos impactaron con su actitud.

-EG: Y cuando hablaba de ellos, ¿cómo hablaba?

-RR: Una hermandad total. Hay un dicho de hace muchos años que decía que la mejor forma de decir es hacer; y ellos de verdad viven lo que ellos predican, lo que ellos exponen, están dispuestos a ayudar siempre.

-EG: Hay un momento Rody en que a ti, antes que a René salga a cumplir la libertad supervisada, te trasladan hacia otra prisión.

-RR: Correcto.

-EG: ¿Cómo fue esa despedida?

-RR: Fue triste. El vio cuando yo estaba escribiendo el mensaje en la computadora porque no quería ni decírselo. Y ya después fui y me tranqué ahí en mi cuarto, y me sacan de madrugada cuando ya todo el mundo estaba durmiendo. Él lo notó, pero no hubiéramos podido conversar porque para mí fue triste, muy triste.

-EG: ¿Te enteraste de un día para otro?

 -RR: No, llevaba dos o tres días entristecido, y nos hablábamos a través de Olguita, de Sandra; le mandé una carta a mi esposa para que se la mandara a él despidiéndonos, pero confiando siempre en que no iba a ser la última vez, porque nosotros nos vamos a ver otra vez; como te dije, está el pacto que hicimos de subir al pico Turquino, que vamos a hacer con la gracia de Dios. Fueron tantas cosas que fueron positivas en mi vida a través de la amistad de él… Como escribían de Cuba y del resto del mundo personas de Iglesias, gente que inclusive estaban presos en Cuba.

-EG: Tengo que confesar en esta entrevista que mi correspondencia con René en la prisión, cuando estaba en Marianna, fue a través de Rody, porque por condiciones de los correos electrónicos y control y demás, yo le escribiia a Rody y entonces Rody le entregaba la correspondencia a René; René me escribía a mí y Rody era quien me mandaba la correspondencia; y así pasó con muchas personas.

-RR: Así pasó con muchos en Cuba.

-EG: Pero muchachos en Cuba…

-RR: … que sabían el problema de Los Cinco y le escribían a Los Cinco. Entonces cuando le escribían a René yo les escribía para atrás: “Mira yo estoy preso aquí con René, soy cubano de Marianao…” Y empezamos a tener una comunicación. Algunos me pedían que orara por sus familias. Otros me decían “Tú eres un privilegiado, nosotros quisiéramos estar ahí con René…” Yo tengo las cartas, las conservé todas; cajas, cajas. Las tengo ahí en la casa, a cada rato mi mujer me pelea: “¿Qué vas hacer con todo eso?” (Risas) Ocupa lugar, y tengo personas… Inclusive hubo personas en una prisión de Granma que hicieron un movimiento y había una capitana y un teniente en Cuba apoyando la causa de Los Cinco; hicieron un movimiento allá adentro por Los Cinco. Fue una bendición. Para mí fue algo tremendo.

-EG: Y la despedida…

-RR: Fue una experiencia, pienso que no me va a ser fácil volverla a vivir. Te repito, tengo una cantidad de hermanos en la iglesia que los amo y los quiero mucho, y tengo muchas personas que he aprendido de ellos, pero para mí una de las experiencias más grandes de mi vida fue haber conocido a René, yo lo he comentado con mi familia, con mi esposa, con mis padres, que ya no piensan como pensaban antes, porque uno se va dando cuenta de la realidad, porque la verdad es muy grande para ocultarla.

-EG: Rody, René te hablaba de Cuba, porque tú te vas de Cuba muy joven.

-RR: No muy joven, yo tenía 23 o 24 años.

-EG: Joven.    
                                         
-RR: Joven y dañado. Yo lo que más bien le tiraba cuando no nos conocíamos. Decía: bueno y por qué esto, por qué aquello, y por qué lo otro.

-EG: Muy interesante; o sea, tú le preguntabas a él, él no venía concientizarte a ti. Tú ibas a confrontar tus sentimientos con una persona que tú sabías que tenía una posición definida.

-RR: Mira, yo soy maestro Evangelista y voy a sacar la ordenación de Pastor ahora; aunque yo vengo ejerciendo, uno de los principios dice que si tú eres cristiano no tienes que decirlo, y si la gente no lo puede ver sin que lo digas es que hay algo en ti… si tú vives una vida y la gente no puede decir “Ese hombre camina con el Señor”, entonces de nada vale lo que hables. Entonces ellos son o hacen prosélitos con su vida, ellos hacen ver que sus formas de pensar están en su diario vivir. Entonces él no necesitaba decir, él lo que inteligentemente siempre estuvo dispuesto a oírme, él sabía que había dolor en mí, heridas que te repito por criarme en un hogar donde había un mal sentir contra el gobierno de nuestro país, y él sabía que eso me había hecho daño, porque eso se engendró en mí; eso viene de mi abuelo, de mi padre; él siempre estuvo dispuesto a escucharme y después cuando me decía algo fue para ayudarme a sanar la herida, no de dañarla más.

-EG: Desde que se conocen a que se sienten ya amigos cuánto tiempo pasó.

-RR: Fue rápido, nosotros nos identificamos bien rápido la verdad.

-EG: La hora del sueño…

-RR: A las 9 y 45 cierran las celdas de cada quien y ya no puedes salir más.

-EG: Y la abren por la mañana.

-RR: Por la mañana.

-EG: Y ahí van a desayunar.

-RR: A desayunar. Muchas veces yo no iba a desayunar, yo era medio “vaguetón” para el desayuno.

-EG: Marianna es una prisión de media seguridad.

-RR: Es media.

-EG: Ahora está ahí Antonio Guerrero. ¿Dejó René allí consideración y respeto, digo yo, para que lo reciban la guarnición y los reclusos que conocieron a René?

-RR: Mira, yo creo que puede influir en algo, pero yo asumo que todos ellos viven una vida de principios y que ellos mismos se van identificando como persona. Y bueno Tony, yo sé que los voy a conocer a Los Cinco. Sé que lo voy a conocer.

-EG: René está escuchando, él va a escuchar este programa; donde él está va escuchar este programa, si tú quieres dirigirte a él no hay nadie que lo pueda quitar porque esto es un programa de radio, aquí no hay ninguna comunicación que viole ninguna regla… ¿Algún mensaje tuyo que tú quisieras que él escuchase?

-RR: Lo único que yo quisiera que él escuchase es que sigo siendo el mismo, que lo tengo bien presente en mi vida, en mis oraciones junto a toda su familia, y que él sabe que nos vamos a ver; no son momentos de tristeza son momentos de alegría, son tiempos en la vida que todos tenemos que enfrentar. Va a llegar el tiempo en que quizás podamos hacer algo por la humanidad juntos, y vamos a estar dispuestos. Y que le doy muchas gracias por haber sido mi amigo.

-EG: Muchas gracias, Rody, por haber compartido por primera vez en este programa “La tarde se mueve”.

-RR: Gracias a ti. Un saludo a Olguita, a Irma, a Arleen con su programa “La luz en lo oscuro”, a todos, que fue una bendición para mí.

-EG: Muchas gracias a Rodolfo Rodríguez por compartir todas estas experiencias.
Fuente: Cubasí

No hay comentarios:

Publicar un comentario