viernes, 29 de mayo de 2015

Cuba sale hoy de la lista terrorista: Un lirio en el Sheridan Circle




Rosa Miriam Elizalde
Hoy, en la media noche, Cuba habrá salido de la lista de países que patrocinan el terrorismo y emite cada año el Departamento de Estado de los EEUU. Se completaría el plazo de 45 días otorgado al Congreso para oponer un bloqueo a la medida, algo que parece improbable, porque el legislativo se encuentra esta semana en uno de sus numerosos períodos de vacaciones y por lo tanto, sin sesiones. La posibilidad de que los congresistas retornen a Washington de emergencia para tratar este tema son casi nulas, según los analistas de la política local. 
El hecho pone fin a una larga injusticia, aunque apenas aparezca mencionado en los diarios estadounidenses de la mañana. Algunos se han limitado a replicar en las páginas interiores un despacho de agencia, en el que se recuerda que la salida de Cuba de la lista fue notificada por el presidente Barack Obama al Congreso el pasado 14 de abril, y que el proceso concluirá con la formalidad de un aviso en el Federal Register, la Gaceta oficial estadounidense, cosa que ocurrirá probablemente el lunes. 
Hasta aquí los datos fríos. Quizás si no hubiera estado en Washington DC esta semana, no habría reparado en algo de lo cual me habló hace unos años el estadounidense Saúl Landau, cineasta, escritor, luchador infatigable por el regreso de los Cinco a la Isla, que murió sin verlos de vuelta en Cuba. La Casa Blanca y el Capitolio –la sede del Congreso- están solo a una milla de distancia del Sheridan Circle, el lugar donde estalló la bomba que terroristas cubanos, domiciliados en Miami, pusieron debajo del carro que manejaba el diplomático chileno Orlando Letelier, y que le costó la vida a él y a su secretaria Ronni Moffitt, en 1976. Fue la explosión más pavorosa que se sintió en la capital de Estados Unidos antes del 11 de septiembre de 2001, cuando un avión de pasajeros se incrustó en un ala del Pentágono, tras los atentados terroristas. 
El Sheridan Circle es una rotonda muy concurrida y todavía hoy un punto obligado para llegar al centro de la ciudad, en uno de los barrios más lujosos del país, pespunteado de palacetes, embajadas y edificios fastuosos. No tendría por qué estar asociada hoy a Cuba y a una nefasta lista, pero allí está la tarja que recuerda el lugar exacto de la detonación y a sus autores materiales, una cuadrilla de cubanos, ahora vejetes, que siguieron matando gente después de este hecho y que han vivido un retiro apacible en Miami. 
Estoy parada en el mismo lugar del cual, tantas veces, le escuché hablar a Saúl. Puedo imaginar con mayor precisión lo ocurrido el 21 de septiembre de 1976, amlas 9:40 de la mañana, y hasta ver la mano en el carro gris de los asesinos que presionó un botón e hizo saltar el carro que manejaba Orlando Letelier. Michael Moffitt –el esposo de Ronni, que sobrevivió milagrosamente- escuchó el sonido como “agua en un cable caliente” y luego vio un “destello blanco”. Disparado del auto por la explosión, Moffitt intentó sacar del carro a Letelier, que estaba inconsciente cerca de él. Lo arrastró hacia el árbol más cercano, al borde de la rotonda. Las piernas del chileno se habían separado del cuerpo y con la detonación, estaban arrojadas a unos 15 metros de distancia de Orlando. Ronni Moffitt salió por su cuenta del Chevrolet azul incendiado. Parecía estar bien, pero en realidad un fragmento de metal le había cortado una arteria próxima a la garganta y pronto moriría ahogada en su propia sangre. 
Después se supo que Michael Townley, un norteamericano que trabajaba para la DINA -los servicios de inteligencia chilenos-, coordinó el plan bajo órdenes del dictador Augusto Pinochet. Townley reclutó al cubano Guillermo Novo y a su pandilla terrorista del llamado Movimiento Nacionalista Cubano, de Nueva Jersey, quienes lo ayudaron a adquirir los componentes para la bomba. Dos de ellos, José Dionisio Suárez y Virgilio Paz, se declararían culpables de “conspiración para el asesinato”. Cada uno fue condenado a 12 años y liberados bajo palabra después de cumplir siete. Esos dos iban en el auto que precedía al de Letelier cuando llegó al Sheridan Circle. Uno conducía el auto y el otro apretó los botones de control remoto que hizo estallar la bomba. Un jurado declaró culpable a Novo y a otros dos co-conspiradores, pero la decisión fue revocada en la apelación. Posteriormente Novo fue condenado solo por perjurio, por mentir al gran jurado acerca de su conocimiento del plan de asesinato. 
Saúl repetía: “Es imposible que en la Casa Blanca y en el Capitolio no oyeran la detonación, y las sirenas de las patrullas, las ambulancias y los carros de bomberos”. Él había sido amigo de Letelier -canciller y ministro de Defensa de Salvador Allende- y le había cursado una invitación para trabajar en Washington, en el Instituto de Estudios Políticos (IPS), después que Orlando logró escapar de Chile, donde había estado un año preso, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet. 
“El terrorismo, para los que lo experimentan, significa la muerte de familiares y amigos. Significa trauma futuro, sueños violentos y ansiedad a largo plazo. El terrorismo significa llevar el terror a los corazones y a las mentes, independientemente de que el medio seleccionado sea un avión a reacción, disparar cohetes, colocar artefactos explosivos o fijar una bomba con adhesivo a un automóvil”, escribiría Saúl, autor con John Dinges de un libro extraordinario, en el que se narran los entresijos políticos de este crimen, Assassination On Embassy Row. 
A las víctimas del terrorismo tanto como a los terroristas, no hay que buscarlos lejos de la Casa Blanca y del Congreso, es lo que quería advertirme Saúl cuando me contaba del Sheridan Circle, siempre desbordado por las lágrimas. Él conocía perfectamente los vínculos de la contrarrevolución de origen cubano con el poder estadounidense y las dictaduras latinoamericanas, que habían sacrificado a Orlando Letelier y Ronni Moffitt, tanto como a más de 2000 cubanos, que murieron a manos de sicarios que tuvieron la protección de sucesivas administraciones en Washington. 
Pero en una mañana espléndida como la de hoy, no en cualquier sitio sino de pie ante el discreto monumento de bronce y piedra dedicado a Letelier y a Moffitt en el Sheridan Circle, siento que comienza a repararse una enorme injusticia y que, por primera vez en más de 30 años, hay señales en el gobierno estadounidense de respeto por las víctimas cubanas y latinoamericanas del terrorismo. Me atrevería a decir que se honra también a amigos como Saúl Landau, que merecieron haber vivido para ver este momento y que tantas veces levantaron el lirio del sentido común frente a la muralla que criminalizaba a Cuba. 
Y como es posible soñar cuando aparece cierta justicia, al anunciarse formalmente que la Isla salió de la lista en la que nunca debió estar, quizás hasta le escuchemos a John Kerry decir algo parecido a lo que expresó en el 2008, cuando EEUU decidió, después de sesenta años, sacar al africano más prestigioso del mundo, Nelson Mandela, de otro tenebroso catálogo: “Ayudará a borrar por fin la enorme vergüenza de haber deshonrado a este gran líder, incluido en la lista de terroristas de nuestro Gobierno”.

jueves, 21 de mayo de 2015

Periodistas camagüeyanos fiel a la clase obrera







Texto y foto: Luis Naranjo

Un grupo de periodistas camagüeyanos que da cobertura a las actividades que realiza la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Camagüey,  sostuvo un encuentro con la Dirección de esa organización en el territorio, donde se trazaron importantes estrategias de trabajo.
En el intercambio se abordó como  a través de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec)
cada vez es mayor la participación de sus afiliados a los concursos convocados en la provincia y anualmente al del Primero de mayo.
Precisamente, por la reafirmación revolucionaria, nivel de convocatoria y participación de la prensa en el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, la CTC reconoció a un grupo de compañeros y compañeras destacados durante la marcha patriótica.
Fue un momento ideal para felicitar a la reportea de las Radio Raisa Mestril Gutiérrez, quien después de 40 años de labor se jubila, pero no se retira, pues seguirá colaborando con los medios y como corresponsal de Radio Reloj.
Trabajadores de la prensa y dirigentes de la Central de Trabajadores de Cuba en Camagüey coincidieron en seguir trabajando unidos para  divulgar los éxitos e inquietudes de nuestra combativa clase obrera.

lunes, 18 de mayo de 2015

Corresponsales de la TV visitan obras 500 en Santiago





Texto y fotos: Luis Naranjo

El Primer Secretario dialogó con los corresponsales nacionales de la TV.


Durante 3 días un grupo de corresponsales de la televisión nacional sostuvo un intercambio de experiencias en la heroica Santiago de Cuba y visitó varias obras que se construyen o reaniman  en ese territorio con motivo del cumpleaños 500 de la ciudad.
Periodistas y jefes de información de las provincias Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Guantánamo y el propio Santiago, debatieron sobre la política informativa, calidad del trabajo, carta de estilo, superación profesional y otros temas de interés en el medio audiovisual.


 
   Entre las obras 500 sobresale la nueva corresponsalía de la TV en Santiago



Fue un momento ideal para dialogar con Lázaro Expósito, Primer secretario del Partido en  Santiago, quien se interesó por el quehacer formador y revolucionario de la prensa y brindó una panorámica de las acciones que se realizan en esa región, para celebrar el 25 de julio el Aniversario 500 de la ciudad.
Expósito enumeró un grupo de obras nuevas y otras en remozamiento que embellecen a la joya del oriente cubano, entre ellas, complejos culturales, tiendas, restaurantes, plazas, parques, viales, áreas deportivas y centros de enseñanzas.
De igual forma, el Primer Secretario del Partido se refirió a que estas instalaciones serán del gusto de niños, jóvenes, enamorados, personas de la tercera edad y del pueblo en general y sus visitantes, quienes podrán disfrutar de obras novedosas en la bahía, con la presencia de barcos, patanas, restaurantes flotantes y arterias aledañas que enriquecerán la zona, idónea parta el turismo nacional e internacional.
Sin dudas, los periodistas  que visitamos Santiago coincidimos en  la fraternidad, belleza y heroísmo de la ciudad y su pueblo.

jueves, 7 de mayo de 2015

CELEBRAN ASAMBLEA PROVINCIAL DE LA UPEC EN CAMAGÜEY.




Texto  foto. Luis Naranjo

La prensa camagüeyana tuvo en esta ocasión otra jornada para meditar y reflexionar, porque en el sector se necesitan cambios que incluyan nuevas formas de hacer, reflejar, convocar y comprometer a lectores, radioyentes y televidentes.
El escenario fue idóneo, la Asamblea Provincial de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) de Camagüey, donde tras disertarse sobre la posición de Cuba y las manipulaciones enemigas en la Cumbre de las Américas, Yuldys Márquez, presidenta de la organización en el territorio, explicó los avances, deficiencias  e inquietudes de los afiliados durante el último año de trabajo e instó al debate franco.
Allí los participantes se pronunciaron por hacer un periodismo creíble, profundo, creativo y a tono con los tiempos que transcurren. Claro, sin olvidar la historia y los proyectos que nos conduzcan a un futuro mejor.
Eso significa lograr mayor eficacia informativa, buscando respuestas, soluciones, sin dejar distancia entre medio y pueblo, porque contamos con el espacio ideal para el diálogo.
También se apeló a una mejor relación con la fuente, atención a los recién graduados y estudiantes de la Carrera, a la superación y al pleno ejercicio del periodismo de opinión.
Por supuesto que se abordó la necesidad de contar con mayores recursos, tecnologías para trabajar y  un salario acorde al aporte de este inclaudicable gremio. Pero, como señalara Antonio Moltó, presidente Nacional de la organización, los periodistas se mantienen firmes, plantados en el combate por un periodismo de calidad, que borre la rutina profesional, que atraiga la atención del pueblo y refleje mejor su realidad.
Jorge Luis Tapia, Primer Secretario del Partido en Camagüey recordó, que para los mementos que se avecinan es decisivo ganar la batalla de pensamientos y perfeccionar el trabajo de la prensa, en defensa siempre, de la obra de la Revolución.