viernes, 15 de agosto de 2014

Fidel, el hombre de los detalles


La grandeza de Fidel se encuentra a cado paso. Es un hombre que nació y creció con muchas virtudes y a las que incorporó la de la cultura del detalle, de sorprender con amigables gestos, perdurables en el tiempo.
En estos días, mientras recreaba  mi mirada en el paisaje campestre de la Villa Tayabito, al Este y a las afueras de la ciudad de Camagüey, salpicado por empinadas palmeras, árboles frutales, maderables y de sombra y la sinfonía de cantos de pájaros, me vino a la mente la histórica jornada del 25 de Julio de 1989 y el extenso recorrido de Fidel por municipios de la provincia.
Hizo ya 25 años. Retengo en mi mente, como deben recordarlo Ileana Borges, periodista de la AIN, Pedro Paneque de la radio provincial, Otilio Rivero, el as del lente del periódico Adelante; Manuel Mejías, experimentado chofer de ese órgano y otros colegas, la vez que aguardábamos por Fidel detrás de unos edificios de la comunidad Patricio Lumumba, de Sibanicú, donde merendamos.
A lo lejos se divisaba la caravana de vehículos en el que viajaba el Líder Histórico de la Revolución, tras recorrer la fábrica de zeolita, una vaquería y el círculo infantil de Cuatro Caminos en el municipio de Najasa..
! Ahí viene!, fue la exclamación de uno de los periodistas acreditados. Buscamos ubicaros en el lugar idóneo de una de las instalaciones sociales de la comunidad.
Fidel bajó del auto con su traje verde olivo de campaña. ¿Qué íbamos a esperar que la pregunta fuera: ¿Merendaron? Hubo silencio, pero Maribel Acosta, periodista de los servicios informativos de la Televisión cubana tomó la iniciativa: "Sí Comandante, algunos reenganchamos", dicho de otra manera, repetimos.
"Bueno, el día de hoy es largo. Le dije a Lázaro (Lázaro Vázquez García, entonces primer secretario del Partido en Camagüey) que prepararan una merienda reforzada en Tayabito para de allí seguir.
Lo menos que imaginamos es que casi terminando de merendar en ese acogedor lugar entraron los Mercedes Benz negro y apenas unos minutos llegó Fidel a donde estábamos, interesándose por la atención y la calidad del servicio, considerado por todos de excelente.
!Qué sorpresa! pensamos cuando nos instó a seguir la marcha, Yéndose él, un periodista y fotógrafo norteamericano de la AP que formó parte del safari de   prensa no pudo menos que comparar la calidad humana de Fidel contrastándola con la de los presidentes de su país, que según él, no se ocupan ni remotamente de esos detalles.
Caída la tarde, casi a las 8:00 de la noche, terminaba el recorrido en el edificio de la actual terminal de ómnibus nacionales, totalmente remozada por los festejos del 26 de Julio de 1989, a pocas horas de que Fidel proclamara al mundo la firmeza de los cubanos de luchar solos, si fuera necesario, y con la premonición de la desintegración de la extinta Unión Soviética, discurso pronunciado en la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte.
Esta crónica, redactada un cuarto de siglo después en el mismo escenario de Tayabito, motel que aun con un buen servicio recibe a los huéspedes, es un modesto homenaje al gigante de mil batallas que este 13 de agosto cumple 88 años de vida, arropado con el cariño de su pueblo y una lucidez de alcance universal.
Por. Enrique Atiénzar Rivero

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