Quieren una prensa mejor y
más suya; casi ninguno quiere una prensa otra, quieren esta, pública, social,
estatal, pero más cercana, más rápida, más real.
Daicar
Saladrigas González / Foto: Leandro Pérez Pérez
Ellos nos
buscan cada sábado en las páginas impresas en las que pretendemos recoger el
quehacer de Camagüey. Este sábado nosotros los buscamos a ellos en un encuentro
en el que pretendíamos que nos hablaran de nuestro quehacer.
Los lectores
de Adelante llegaron puntuales al parque Agramonte, uno de los sitios más
céntricos de esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. Allí
aguardábamos por sus opiniones, sus críticas y sus sugerencias.
Como la
mayor parte de los cubanos ellos quieren una prensa mejor y más suya; casi
ninguno quiere una prensa otra, quieren esta, pública, social, estatal, pero
más cercana, más rápida, más real.
Por eso nos
pidieron mayor agilidad en el abordaje de todos los acontecimientos; inmediatez
y profundidad para que no ocurra “pasó esto y Adelante no dijo nada”; ver
publicadas más respuestas de los organismos a las críticas periodísticas.
También
sugirieron algunos “cómo” para mejorar nuestra publicación: ponerle al
periodismo educativo e instructivo el lenguaje “bonito”, el buen lenguaje que
lo haga atractivo; realizar materiales acerca de las nuevas tecnologías, la
pérdida de valores antes imprescindibles en la sociedad, la calidad de los
productos que se ofertan a la población; concretar una sección de orientación
jurídica, que ayudaría a las personas a conocer mejor y ejercer sus derechos, y
también poner más en los trabajos, junto a los funcionarios, a la gente común,
“de abajo”, esa que hace a fin de cuentas la obra mayor que es la nación.
“Quiero ver
más en Adelante, hacerse realidad los pronunciamientos necesarios y valientes
del reciente Congreso de la
Unión de Periodistas de Cuba”, nos decía al inicio un lector
a modo de resumen adelantado. Que las demandas de los públicos coincidan con
las insatisfacciones de los medios de prensa, es ya el primer paso para empezar
a cambiarlos.
Ellos eran unos pocos, es cierto, y casi ninguno pudo hablarnos de la
edición diaria que multiplica en internet la realidad que les circunda; pero
que salieran con todo y el sol del sábado a encontrarnos “en vivo”; que
Concepción, a quien sus 80 años enfermos no le permitieron llegarse al parque,
nos enviara sus letras con el nieto adolescente; que recibieran contentos la
tarjeta minúscula que les recordará nuestro encuentro, esas son muchas razones
para que cada sábado sigamos intentando recogerles en páginas mejores, el
quehacer de Camagüey.
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